Monday, January 05, 2009

A veces tengo la sensación de que la vida es un poco máquina del tiempo... Cada vez que me “despierto”, ha pasado muchísimo tiempo y hay un nuevo escenario. Sólo así se explica la combinación entre la rapidez con la que pasa el tiempo, y las cantidad de recuerdos que se acumulan.

No tengo miedo a la página en blanco, sino a las cosas con las que la llene. Recuerdo que cuando estaba la universidad, tenía pánico a crecer porque me imaginaba que lo que viene después de los años de formación es anodino, lineal y aburrido; hasta la fecha de la muerte.

Muchas veces me han dicho que soy valiente (o temerario) por hacer determinadas cosas. Pero es que me da pánico hacer un viaje en el tiempo y ver la cantidad de cosas que dejé de hacer.

Dejar de hacer es fácil. Y lo peor de todo es que te agarra por el brazo y te sujeta, haciéndote perder la noción del tiempo. Te obnubila, te entumece, te confunde, y al final no sabes si la falta de alegría de vivir viene por dejar de hacer o porque nada apela a salir de ese estado.

Hay quien tiene hijos, hay quien cambia de trabajo, de pareja, de costumbres sexuales… Al final todo se traduce en demasiado tiempo, demasiada especialización, demasiada desnaturalización.