Sunday, October 19, 2008

Últimamente he contado varias veces el chiste de la Gestalt: dos viejos amigos se encuentran y se preguntan qué tal va todo. Uno le dice al otro que está muy mal, muy decaído porque últimamente se caga en la cama y no sabe cómo solucionarlo después de haber intentado todo. Entonces el otro amigo le sugiere ir al psicólogo. Al cabo de un año, se encuentran otra vez y el que recomendó al psicólogo que qué tal le ha ido. El que fue, le dice:
1. Si ha ido a un psicoanalista: que sí, se sigue cagando, pero están investigando en la actitud del padre hacia ir al baño antes de ir a dormir cuando era pequeño y todavía tienen mucho que resolver.
2. Si ha ido a un conductista-conductual: ya no se caga, aunque no sabe bien ni por qué se cagaba en primer lugar ni por qué ha dejado de hacerlo.
3. Si ha ido a un gestáltico: dice: “sí, me sigo cagando, pero ya no me importa”.
El chiste es gracioso, aunque así escrito no lo parezca.
Posiblemente la única forma de vivir en convivencia con uno mismo sea la de aceptar que uno se va a carga en la cama, y estar incómodo en consecuencia, en un montón de ocasiones. Pero que por mucho que uno se ponga remedios y lo intente con toda la energía del mundo, al final volverá a ser lo mismo.

Yo todavía no lo acepto, así que supongo que por eso todavía sigo luchando.

Tuesday, October 14, 2008

Como dice Inés, tengo pesadillas macroeconómicas. Mi conocimiento sobre economía es muy limitado (más o menos como el de Zapatero), pero hay una cosa que salta a la vista: si para poder sostener la economía hay que consumir más y más y más, entonces habrá un punto de saturación en el que 1. habrá que hacer una guerra; 2. habrá que colonizar otros mundos.

La guerra es un regulador de la economía porque hay que empezar de nuevo una vez termina. También recicla la industria, que pasa de industria de paz a industria de guerra. Y merma la población, con lo que se necesita volver a regenerar.

Colonizar otros mundos crearía una nueva economía. Como a día de hoy no es realista, me temo que no estamos lejos de una guerra.

Decía un economista hace poco que cada una de las grandes crisis económicas tuvo como consecuencia un movimiento socio político. El razonamiento puede sonar un poco neo-marxista, pero, nos guste o no, lo cierto es que el “relevo” de Estados Unidos como potencia que resuelve todos los conflictos parece haber llegado a sus últimos días. China e India han salido prácticamente indemnes de esta crisis. Y sí, ellos también han participado de las medidas nacionalizadoras de bancos, pero esos son dos países con una liquidez que no tienen ni Estados Unidos ni Europa. Los países del G8 han tenido que acudir a la deuda pública. China e India han podido actuar sin endeudarse.

Mientras que los contribuyentes de todos esos países “potencias mundiales” estén pagando los platos rotos, habrá otros países que seguirán desarrollándose y creciendo. Justo lo que ocurrió cuando Estados Unidos se consolidó como potencia mundial al acabar la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, Estados Unidos había tenido una tendencia hacia adentro. Es verdad que acudió a la Primera Guerra Mundial, pero lo hizo por una cuestión de autoprotección. Si Alemania hubiera ganado, y con Rusia en guerra civil eso era una posibilidad muy real, Estados Unidos se hubiera quedado aislado de Europa (y de su comercio) por fuerza. En el período de entreguerras, Estados Unidos se preocupó más de resolver su economía que de Europa. Por ello no fue hasta el año 41 que decidió tomarse los asuntos globales como propios. Para muchos, con fatales consecuencias, para mí, con balance positivo.

La diferencia con las crisis de los setenta y de los noventa es que el mundo acudía a Estados Unidos para buscar soluciones que es a lo que se estaba acostumbrados. En estos días, Europa ha sabido que la crisis venía de allí, con lo cual no se podría esperar su ayuda. Al contrario, se ha dicho mucho que China e India, con su consumo interno, lograrían recuperar la economía. Puede ser que China e India no tengan hoy en día capacidad de hacerlo, pero está claro que Estados Unidos tampoco.

Para mí, todo esto es prueba de que sin un consumo sostenido, a veces suicida, no se sostiene nuestra economía. Eso es precisamente lo que vaticinaba Marx. Yo no soy marxista, pero este ritmo de vida es insostenible.

Monday, October 06, 2008



En estos días de preocupación por el calentamiento global, de los efectos de la reducción de áreas vitales para los animales, de avance de las ciudades, yo me pregunto por qué no se proponen más medidas para no aumentar la población, que en el fondo es lo que causa todo lo demás.

El hombre es el único animal que no puede vivir en la Naturaleza. Es el único que transforma el medio haciéndolo prácticamente imposible para todos los demás. Es el único que genera tantos residuos. El único que necesita tanta energía para desarrollar sus actividades.

Los hombres se sienten superiores a los animales, pero la superioridad es un valor muy relativo. ¿Qué tiene de sofisticado el aburrimiento, la insatisfacción, la violencia gratuita? ¿Por qué es superior un hombre que necesita ocio constante que un cerdo que duerme veinte horas al día? ¿Por qué es superior el hombre con rencor que un pato que olvida al instante?

Yo soy hombre y como tal disfruto y padezco sus consecuencias. Pero cuando voy los domingos a la granja no tengo la osadía de sentirme mejor que cualquiera de los animales que cuido. Eso no significa que en una situación de vida o muerte vaya a dar prioridad a un animal sobre mí, pero, ¿la daría a otra persona? ¿Por qué no puedo querer a Byron más que a muchas personas? Si estuviéramos en un barco hundiéndose, ¿por qué habría de salvar antes a una persona que a Byron?

Me ha venido a la cabeza la receta de Siniestro Total, ese gran grupo de los ochenta.