Tuesday, October 14, 2008

Como dice Inés, tengo pesadillas macroeconómicas. Mi conocimiento sobre economía es muy limitado (más o menos como el de Zapatero), pero hay una cosa que salta a la vista: si para poder sostener la economía hay que consumir más y más y más, entonces habrá un punto de saturación en el que 1. habrá que hacer una guerra; 2. habrá que colonizar otros mundos.

La guerra es un regulador de la economía porque hay que empezar de nuevo una vez termina. También recicla la industria, que pasa de industria de paz a industria de guerra. Y merma la población, con lo que se necesita volver a regenerar.

Colonizar otros mundos crearía una nueva economía. Como a día de hoy no es realista, me temo que no estamos lejos de una guerra.

Decía un economista hace poco que cada una de las grandes crisis económicas tuvo como consecuencia un movimiento socio político. El razonamiento puede sonar un poco neo-marxista, pero, nos guste o no, lo cierto es que el “relevo” de Estados Unidos como potencia que resuelve todos los conflictos parece haber llegado a sus últimos días. China e India han salido prácticamente indemnes de esta crisis. Y sí, ellos también han participado de las medidas nacionalizadoras de bancos, pero esos son dos países con una liquidez que no tienen ni Estados Unidos ni Europa. Los países del G8 han tenido que acudir a la deuda pública. China e India han podido actuar sin endeudarse.

Mientras que los contribuyentes de todos esos países “potencias mundiales” estén pagando los platos rotos, habrá otros países que seguirán desarrollándose y creciendo. Justo lo que ocurrió cuando Estados Unidos se consolidó como potencia mundial al acabar la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces, Estados Unidos había tenido una tendencia hacia adentro. Es verdad que acudió a la Primera Guerra Mundial, pero lo hizo por una cuestión de autoprotección. Si Alemania hubiera ganado, y con Rusia en guerra civil eso era una posibilidad muy real, Estados Unidos se hubiera quedado aislado de Europa (y de su comercio) por fuerza. En el período de entreguerras, Estados Unidos se preocupó más de resolver su economía que de Europa. Por ello no fue hasta el año 41 que decidió tomarse los asuntos globales como propios. Para muchos, con fatales consecuencias, para mí, con balance positivo.

La diferencia con las crisis de los setenta y de los noventa es que el mundo acudía a Estados Unidos para buscar soluciones que es a lo que se estaba acostumbrados. En estos días, Europa ha sabido que la crisis venía de allí, con lo cual no se podría esperar su ayuda. Al contrario, se ha dicho mucho que China e India, con su consumo interno, lograrían recuperar la economía. Puede ser que China e India no tengan hoy en día capacidad de hacerlo, pero está claro que Estados Unidos tampoco.

Para mí, todo esto es prueba de que sin un consumo sostenido, a veces suicida, no se sostiene nuestra economía. Eso es precisamente lo que vaticinaba Marx. Yo no soy marxista, pero este ritmo de vida es insostenible.