Primer fin de año lost in London. Ayer recordaba mi primer y único fin de año en Irlanda. Me lo pasé genial; fue uno de los mejores hasta la fecha. Aún más; rompiendo la tradición, el día de Año Nuevo también fue memorable. Pero fueron dos días aislados en mi declive.
En diciembre de 2002, llevaba más o menos seis meses en Dublín, y aunque estaba bien, se avecinaban tiempos duros, muy duros... Al llegar el mes de febrero de 2003, ya no tenía muchas más fuerzas para seguir allí.
Me vino esa época a la memoria por la evidente similitud. Hace cuatro años y un día, estaba viviendo en Dublín. Ayer y hoy, estoy viviendo en Londres. Hay más similitudes: tanto entonces como hoy, estaba enamoradísimo. Y también hay simetrías: en aquella época, mi mejor tiempo había pasado; ahora, lo mejor está por llegar; aquel momento, fue genial por su excepcionalidad; ayer, fue felicísimo en su cotidianeidad.
Hace un año y un día, Inés y yo cenamos con nuestras familias; cada uno con la respectiva, como las parejas "de hoy en día". Después, y antes de que empezara el tráfico tremendo, nos volvimos a casa y a las dos de la mañana estábamos durmiendo. Lo recuerdo especialmente porque a las tres y media de la mañana recibí una llamada de un amigo para felicitarme el año - típica llamada de la amistad exaltada por la ebriedad nocheviejera -. Al día siguiente, temprano como siempre, nos fuimos a andar por Recoletos y luego quedamos a tomar unas cervezas. Fue un Fin de Año genial. En aquél entonces, Londres no era más que un proyecto a punto de empezar a prepararse mucho más en serio - de hecho, hasta hacía bien poco, habíamos estado pensando en Dublín como destino, en lugar de en Londres, pero por circunstancias laborales cambiamos de idea -; pocos días después, me llamarían para hacer mi primera entrevista de trabajo, que hice el día de Reyes... Inés trabajaba por las mañanas en Correos y por las tardes en su consulta. Yo estaba harto de mi trabajo, y decepcionado por la subida de sueldo irrisoria que había recibido.
Pocos meses después nos vinimos para acá. Y el día 31 de diciembre de 2oo6, los dos estamos en una situación laboral parecida a la de entonces, pero a punto de entrar en dos proyectos profesionales súper intensantes para los dos. En lugar de irnos a dormir después de cenar, salimos a un bar/discoteca típicamente londinense que hay muy cerca de casa y que tiene la peculiaridad de que está debajo de un parque (literalmente). Cenamos productos españoles - cortesía de la madre de Inés, como no, y de Txapis y Daniella - y nos fuimos al bailoteo. Fue súper divertido.
Cerrando 2006, y no siendo muy dado a la nostalgia, cierro simbólicamente una época de mi vida en la que fui inmensamente feliz: "los meses de Santa María de la Cabeza". En aquel curso (octubre 2005 / agosto 2006), de preparación de los "finales londinenses" (en el que creo que hemos tenido muy buena nota), de primer año de casados - o situación fáctica asimilada -, hicimos la mejor transición hacia nuestra emigración que se hubiera podido desear.
Recuerdo especialmente los domingos por la tarde en que iba a buscar a Inés a casa de Noelia a la Alameda de Osuna, en donde habían estado preparando la práctica del Máster. Iba en coche - mi segundo coche cronológicamente, pero emocionalmente, el primero - y en la radio un programa que Inés detestaba (al Sur de la semana, de César Vidal) y nos volvíamos a casa con El Pequeñito. También me encantaba cuando Inés me esperaba al terminar con sus pacientes y nos volvíamos juntos en "el 19" - que sustituyó en valor emocional "al 74", que era el que me llevaba a casa antes... -. Ese curso vimos a muchísima más gente que nunca, quedando todos los sábados en cenas en casa. La verdad es que fue un curso memorable.
Se puede decir que 2006 ha sido un año transición. Arrancó en unos trabajos en sus últimos ejercicios, y se termina con dos trabajos muy prometedores. Comenzó en una casa y cierra en otra. Se inció "viviendo juntos", y se termina casados. Lo empezamos en un sitio, lo acabamos en un otro. Ha sido una transición genial.
Feliz 2007!!!
