Sunday, January 28, 2007

Desventajas de llamarse Alfonso

1.- Todo el mundo te llama Álvaro.

No Alberto, o Adolfo, o Alfredo, o Pilar..., no... Álvaro. Como mi hermano se llama Álvaro - aunque nadie se acuerda porque todo el mundo le llama Jérber y sólo nuestra madre se acuerda de lo que pone en la partida de nacimiento -, yo pensaba que cuando todo el mundo me llamaba Álvaro, eso es porque nos confundían. Era tan frecuente que mi abuelo, mis padres y otras personas cercanas me llamasen "Alva... Alfonso!!!", que si alguna vez alguien decía "Jérber", yo decía: "No, Alfonso”, creyendo que me habían llamado a mí también en eso.

Pero me empecé a desarrollar en ámbitos en los que ni conocían a mi hermano, ni aunque le conocieran, nadie habría sabido que en realidad se llama Álvaro. Y estas nuevas personas me seguían llamando Álvaro por confusión. Yo me di cuenta de que había una especie de conexión cósmica entre esos dos nombre que daría explicación a por qué nuestra madre puso dos nombres tan "parecidos"... Hasta entonces teníamos una versión oficial: que las camisas con las iniciales gravadas nos valdrían a los dos. Pero ni teníamos camisas gravadas, ni las compartíamos. Más bien me las cogía mi hermano cada vez que venía a Madrid unos días y venía sin maleta porque decía que él con una bolsa de viaje con un libro y dos regalos se apañaba..., porque la ropa ya la ponía yo...

2.- Recibes llamadas involuntarias desde diversos teléfonos móviles. Estás a las tres de la mañana durmiendo tranquilamente y de repente te llama un colega. La parte de cabreo se reduce al pensar que te están llamando para algo importantísimo..., quizás una fiesta o un planazo de madrugada. Coges el teléfono: "Lucas"... Y Lucas no contesta. "Lucas...", y Lucas no contesta... Es más, Lucas está pasándoselo de puta madre, ajeno a que me está llamando.

Y claro, eso de ser el primero en la agenda del teléfono móvil supone que cuando la gente se guarda el teléfono sin bloquear el teclado, me acaban llamando inexplicablemente. En esos momentos yo pienso… ¿Pero qué pasa con los “Albertos”? Yo conozco a algunos, pero nadie parece tenerlos en cuenta… Ni para equivocarse con mi nombre, ni para llamarles sin querer llamarles, ni para nada…

3.- Todo el mundo piensa que tu nombre está pasado de moda. Tienes un nombre ilustre, pero de otros tiempos. No es como “Álvaro”…, “Jérber”…. Alberto está claro que no es tampoco un nombre de hoy en día, pero suena más de hoy en día que “Alfonso”. Así que si a los “Álvaro” se les llama “Álvaro” – excepto a mi hermano, claro – y a los “Alberto” se les llama "Alberto". Pero a mí... todo el mundo me llama "Álvaro"...