Sunday, November 30, 2008

Seguro que estará investigado en psicología (y seguro que H lo ha estudiado) el fenómeno por el cual es más fácil conocer gente si parece que ya conoces a todo el mundo que si no conoces a nadie.

Esto es como cuando tienes mucho trabajo y te sale más o cuando tienes novia y te salen pretendientes.

Esa realidad la conocen – o la intuyen – aquellos animales sociales que van a los bares y se salen constantemente para hablar por el móvil, o te saludan un nanosegundo porque tienen que ir a saludar a alguien más. O aquellas que entran en el bar buscando a alguien que, lástima, no está en ese bar y les deja a todos pensando que quién será el afortunado esta noche.

Esa pose llega a tal punto que hay quien se siente solo por la necesidad de aparentar opulencia social. Y es tan absurda que hace que la gente que quiere conocer a otras personas no pueda hacerlo porque, ay, dice que no conoce a nadie.

Saturday, November 22, 2008

Una de las cosas que siempre pensé que eran propias de Madrid, y más concretamente, del Madrid de makinero, eran los silbiditos estilo Paco Pil que acompañan a la música cañera. Pero NO. Si alguien sentía que podía librarse de esos “DJ Silbo” improvisados que piensan que sus silbidos y baile bakala aportan algo a la música, por yéndose a Londres, están muy equivocado.

Es difícil saber si estos notas que silban en Londres vienen de Madrid y expanden fronteras o son convertidos; por ejemplo, cuando se ve a tres tipos cantándose la canción los unos a los otros mientras dan palmas rumberas, sabes perfectamente que son españoles por Londres.
Pero el del silbido es más difícil de determinar.

Me temo que habrá que irse a Sidney para poder bailar tecno sin acompañamientos.

Thursday, November 20, 2008

Hoy se podía leer en el Times que cada semana mueren cuatro niños, menores de 2 años, por causa de abuso o abandono de sus padres. No estamos hablando de estadísticas del 3er mundo. Tampoco de casos sobre los que no ha habido control o conocimiento. Son casos como el del “Bebé P” que están bajo la supervisión de los servicios sociales de esta isla. No sólo eso, sólo el 20% de los casos estudiados se consideran como llevados adecuadamente.

En otras palabras, que hay un 80% de casos en los que los servicios sociales han actuado de forma negligente. Aún más, quien hacía el informe destaca el importante avance.

Creo que es imposible imaginar la magnitud de la noticia primero porque no es más que un dato. Segundo porque es un dato ofrecido en un blog. Pero en realidad es una situación imposible de entender en un país del G-7.

Decía hace unos días que lo extraño es que no murieran más niños y hoy he visto desmentida mi ilusión.

Los niños mueren mientras que los servicios sociales se dedican a poner en práctica esas súper teorías pedagógicas que enseñan que “reinserción = número ilimitado de oportunidades”.
Cuando una sociedad no puede defender a sus víctimas, sino que se dedica a sostener a sus verdugos, esa sociedad está condenada a desaparecer.

Sunday, November 16, 2008

Hace unos días leí la noticia de un niño conocido como “Bebé P”, que había muerto, a los diecisiete meses, por causa de los malos tratos de su madre, el novio de su madre y un amigo del novio de su madre.
Y ello, pese a tener constantes visitas de los servicios sociales, haber sido consultado por un pediatra en varias ocasiones y la oposición de la policía a que el niño viviera con su madre.

La ineptitud de los servicios sociales fue tal que no detectaron facturas de costillas y espalda del pobre niño. No sólo eso, pese a ver las frecuentes lesiones del niño, pese a verle comer restos de comida del suelo, pese a verle con marcas en el cuerpo, pese a compartir la casa con la serpiente del novio de la madre, seguían intentando motivar a la madre para ser una mejor madre.

Decía un señor llamado Gordon Liddy que “progresista es aquel que siente una gran deuda con el prójimo; una deuda que pretende pagar con tu dinero”. Eso es lo que pasa en Europa occidental: las personas quieren saldar las deudas con el mundo con el dinero/las costillas/el bienestar del que tiene al lado.
El pobre niño “Bebé P”, ha tenido que pagar con su vida el hecho de que los servicios sociales de este país apliquen la teoría de que todo el mundo es bueno y ser merece oportunidades infinitas. Es más, seguro que si esa madre vuelve a tener otro hijo, procederán de las siguiente manera; de hecho, la directora de los servicios sociales es la misma que tampoco sintió que tenía responsabilidad por la muerte de una niña de ocho años hace ahora algún tiempo.

Lo sorprendente no es que mueran niños, sino que no mueran más, teniendo en cuenta que esta panda tiene una deuda impagable con la humanidad y van pagándola con la vida de los demás.
Algunas veces he oído criticar a Reagan y Margaret Thatcher por el exceso de importancia que daban al individualismo. Sin embargo, estas mismas personas son las que defienden conceptos “buenistas” como que las personas se merecen la oportunidad de rectificar sus errores – cómo no, causados por la opresiva sociedad –, como la rehabilitación de los delincuentes y como la decisión en temas de vida y muerte (por ejemplo: aborto, eutanasia).

Reagan y Thatcher al menos creen en el individuo como emprendedor y como persona capaz de salir adelante por sus propios méritos. Los “progres” sólo creen en el individuo para culpar a los demás de su desdicha.

El caso de este pobre niño ha tenido como consecuencia que se monte una investigación sobre lo sucedido. Tan dispuestos a depurar responsabilidades están que el encargado de la investigación hacía un artículo en el Times para decir que los servicios sociales tenían que actuar con más perspicacia. Porque claro, un niño de 17 meses maltratado hasta el punto de tener una espalda rota no se ve si no es con perspicacia, ¿no? Un niño al que han tapado las marcas de las palizas sólo se descubre siendo un detective entrenado, ¿verdad?

Con esa actitud de correr sobre huevos y no romper ninguno lo único que van a conseguir estos hijos de puta es que los que no se mueran sobrevivan a duras penas.

Tuesday, November 11, 2008

Una de las cosas que más me gustó de UPyD es el comentario que hacen lo de ser “progresista”. En España, que tenemos una izquierda 200 veces más despierta que la derecha, las palabras están cargadas de política. Las palabras son etiquetas que te cuelgan de la cabeza. Para saber quién eres, los demás sólo tienen que leer las etiquetas que arrastras.

Esto es como el chiste ese que dice que un tío traza una línea en el suelo y dice: “de quí para allá, hijosputa, y de aquí para allí, gilipollas”. Entonces uno dice: “oye, oye, que yo hijoputa no soy, eh”. Y el que ha trazado la línea le dice: “pues ponte allí, gilipollas, ponte allí”.
La izquierda cogió la tiza, escribió en un lado del suelo: “progresista” y en el otro “conservador”. Y entonces todo el que quiera ser “progresista” tiene que cruzar la línea.

Es lo que se dio en llamar la “superioridad moral de la izquierda”. Hasta que ganó el PP por segunda vez las elecciones generales, ese concepto se lo sabían los taxistas madrileños mejor que todos los afiliados del PP.

Y de repente apareció Rosa.

Que nos dice que eso de los fueros de País Vasco y Navarra es una atrocidad que desiguala a los miembros del país. Que ser anti energía nuclear al tiempo que se la compras a Francia no se sostiene. Que “progresista” es aquel que quiere el progreso (aunque esto también lo dijo Esperanza Aguirre antes) y no ser de izquierdas o derechas.

En un momento en el que el PP quiere ser más “progre” que los progres y el PSOE…, bueno al PSOE le basta en meter a Zapatero en la reunión del G20 aunque sea para servir los vasos de agua, Rosa es la esperanza progresista. La de verdad.