Tuesday, November 13, 2007

Estoy en Madrid, a donde llegué el sábado. Madrid está preciosa. Hay que reconocer que las obras que tanto me amargaron la conducción antes de irme, han servido para algo. Probablemente, Gallardón, si bien no quiere a los madrileños, sí quiere hacer de Madrid una ciudad de primer orden. Desde luego, de eso no tengo nada malo que decir.

Otra cosa son los habitantes de Madrid... Percibo una ciudad violentísima, con bandas de todo tipo y todos los colores. Veo carteles en contra de la inmigración de gente que se define como "blancos" y en contra de aquellos que llaman "negros". Oigo noticias de unos "nazis" que han matado a unos "de izquierda ultra". Me cuentan que hace unos días atracaron a una amiga a punta de cuchillo. Asisto a una crítica zafia a Zerolo y a los homosexuales - por cierto, dicho ello por una chica que se define como socialista/progresista -.

En esos momentos, y en otros muchos, siento vergüenza de España. Como cuando leo en el periódico que El Jueves ha sido multado por una viñeta sobre los príncipes. Cuando veo que España es el hazmereír de los gobernantes de los países de sudamérica, aprendices de dictador que han arruinado a sus países, y encima les seguimos llenando los bolsillos de dinero. Me da vergüenza cuando veo que algunos de españoles se creen mejores que ninguno de los inmigrantes que llegan a trabajar honradamente a este país. Que un malnacido puede pegar a una pobre niña, por ser ecuatoriana, y sigue en la calle. Me parece lamentable que unos tíos sepan que no pasa nada por atracar a alguien, porque no va a haber consecuencias. Me parece milagroso que no haya más violencia teniendo en cuenta la falta de consecuencias de la misma.

Y luego veo que todas las personas que conozco que intentan salir a adelante trabajando todo el día y todos los días viven con lo justo. Y en otras ocasiones, veo a los de la gomina y los caracoles en la nuca hablando todo el puto día de pisos, en un ánimo de pegar el pelotazo...

España debe ser uno de los pocos países europeos en los que sus políticos no tienen compromiso con el país. Los políticos españoles no quieren serlo para poder llevar a cabo su proyecto, sino para poder parasitar todo lo posible el cargo. En Reino Unido, en Francia, en Italia, en Irlanda, en Alemania, en Portugal, en Países Bajos. Sobre las discrepancias entre las facciones, hay un compromiso con el país. En España sólo nos preocupamos por echarse los muertos en la mesa del otro, por "hacer pagar" a "los otros" los "errores históricos" y recordarlos, y recordarlos, y recordarlos... Y dejan indefensos a los ciudadanos.