Monday, November 05, 2007

Perdiendo la vocación

Hace algún tiempo me decía uno de mis jefes que estaba perdiendo la vocación - supongo que el hecho de que siga trabajando en lo mismo, es porque ahora su vocación es ganar dinero, sin más -. Creo que entendí el comentario con la misma gravedad con la que se intentaba: expresar ese momento en que piensas - o te das cuenta - de que la profesión en la que has invertido tanto esfuerzo, en realidad es mucho más ingrata de lo que te imaginabas.

Esta mañana me daba cuenta que de las montones de tareas se la vida de un abogado, en realidad sólo me gusta una; las demás, o no me gustan mucho, o las detesto. Odio tener que perseguir a la gente para que haga su trabajo: a los Notarios, a los Procuradores, a los Jueces, a los Registradores... No me gusta mucho tener que hacer marketing. Y me encanta preparar documentos legales, aplicar normas, defender posiciones... Y estoy empezando a llegar a la conclusión de que la primera de las tareas es la que más tiempo ocupa hasta que te conviertes en abogado estrella y la puedes delegar. Algo así como cantante de los Roling y cantante de orquesta de pueblo. Hasta que llega el momento en el que lo único que haces es cantar, te tiras toda una carrera montando y desmontando estructuras de concierto...

Así que he decidido que voy a reorientar mi carrera: me voy a hacer mediador. De esta manera, no habrá Notarios, Jueces ni Registradores a los que tener que llamar para que hagan su trabajo. Sí, habrá que hacer mucho marketing, pero, sobre todo, habrá mucho Derecho. Que sean otros los que tengan que pegarse con los elementos... Yo me sentaré con las partes e intentaré acercar posiciones...