Tuesday, August 26, 2008

Cuando estaba en tercero de carrera, decidí que me quería hacer policía. No sé si quería proteger más a la sociedad o a mí mismo… El caso es que empecé a estudiar las oposiciones y a entrenar cinco días en semana – aunque, ciertamente, no tengo recuerdo de haberme empleado mucho en ello –. En eso estaba yo cuando di con la Ley General de Penitenciarías (creo) y la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Y yo pensé… ¡pero eso es súper injusto! Como tengo personalidad obsesivo-compulsiva, conocí a través de internet a un policía y di con un sindicato de policía para averiguar más de la realidad policial.

Y bueno, ellos lo pusieron mejor de lo que aparentaba la ley, pero a pesar de todo el tema era bastante poco esperanzador. Al final llegué a la conclusión de que el que acaba en la cárcel es porque quiere.

Algunos años después, me encuentro preparando los exámenes para abogado inglés (o “solicitor”). Y (ya lo decían los sabios, estudiar nunca trajo nada bueno a nadie) me he dado cuenta de que eso no es lo que quiero ni me gusta. Otra vez, actitud TOC y hablo con todos los solicitors que se me cruzan para ver si ellos lo ven de forma distinta. Y para mi desgracia, no, ven la profesión igual que yo. Lo que pasa es que unos por el dinero, otros por lo valioso de la experiencia, otros por razones familiares, todos continúan su carrera en la abogacía.

Ahora me ha dado por el periodismo. Pero no estoy seguro de que deba estudiarlo. Tengo miedo. Posiblemente, para que dure el interés y el encanto, cuanto menos sepa del tema mejor.