Friday, March 06, 2009

Lo de la paliza a Rihanna por parte de su novio, Chris Brown, además de repugnante, es una muestra de los ídolos sociales son unos indeseables. Ahora se cuenta que la chica ha decidido perdonarle. Justo al mismo tiempo en que se ha filtrado que uno de los golpes fue con (o a la) puerta del coche en el que estaban.

Es decir, que el degenerado ese le da un hostiazo con la puerta del coche, pero la chavala decide perdonarle. El perdón no es nuevo. Seguro que refleja la actitud de muchas mujeres que han sido maltratadas, pero piensan que su pareja va a cambiar.

Lo grave es este tío no sea lapidado públicamente por el mundo de la música. Lo grave es que el tipo se pueda refugiar en casa de un productor musical y que la reconciliación se haya hecho, más que posiblemente, en clave de venta de discos e intereses de las discográficas.

No lo he comprobado, pero no me extrañaría nada que en los bares y discotecas se haya seguido poniendo a este tipo.

El mensaje es claro: aguanta el chaparrón y el tiempo todo lo borra.

No me extraña que los chavales con los que trabaja Inés (los menores delincuentes) no quieren estudiar ni sueñan con tener un trabajo “ordinario”. Estos lo que quieren es  ser como Chris Brown. Con la capucha, dos diamantes y ahora seguramente soltando una buena yoya a su pareja cuando le falte al respeto.

Parece que para ser alguien en el mundo público (cantantes, actores, políticos, deportistas) hay que ser un malnacido. Cuanto más delincuente seas, cuanto más sinvergüenza, mejor te irá. Como decía El Padrino, la familia te protegerá.

Claro, cuando lo decía El Padrino, algunos pensábamos que al final acabaría entre rejas si no muerto. Pero se ve que no. Al final le daban un Grammy, o un Oscar, o le hacían Ministro de Justicia.