Sunday, March 08, 2009

Me contaba una persona acerca de un encontronazo con la religión; en realidad la religión era una disculpa, más bien fue un choque con el victimismo. Un tipo estaba defendiendo la censura contra aquello que critica a su religión, y esta persona dijo que ella preferiría escuchar lo que otros tiene que decir en lugar de censurarlo (un principio básico de la democracia), y el tipo le salió por la tangente haciéndose la víctima.

Casualmente, después de este suceso ponían en televisión un documental sobre un autor que escribió un libro que se consideró tan ofensivo por la autoridad iraní que ordenaron su muerte y estuvo diez años protegido por la policía británica. La historia del tipo la conocía; lo que no sabía es la cantidad de gente que mataron por tener relación con el libro.

Lo más devastador es que la defensa que se hizo de este libro, como la que se hizo de las viñetas del profeta que los mismos consideraron ofensivas, fue de lo más solapada y excusada. Y ese tipo de defensas, al igual que ocurrió con la pre-guerra mundial, sólo conducen a que el agresor-víctima se crezca y la próxima vez incremente su agresión.

En España, que se va flirteando con la censura y la libertad de expresión (las viñetas del Jueves sobre los Príncipes, la querella contra Jiménez Losantos por parte de Gallardón, la querella contra Gago por la Jefa de Prensa del PP, las declaraciones de Almudena Grandes para que quemasen los libros de Pío Moa, la desprotección a Luis Herrero cuando le secuestraron y echaron de Venezuela…) ese tipo de acciones no escandalizan a casi nadie. Debe ser que se echa de menos a Franco mucho más de lo que algunos quisieran reconocer. Pero el victimismo que pretender vetar la discrepancia es el estrangulamiento de las ideas, de la libertad.

En España existe una figura legal anacrónica y cobarde que es la defensa del honor. Es la versión civil del delito (y/o falta) de injurias y calumnias, y como es civil, es un coladero. Que uno escribe en su blog que Gallardón es un peligro para las instituciones y al Sr. en cuestión le parece ofensivo, te lleva a los tribunales para defender su honor. Y como es tan indeterminado, el juez de turno puede hacer matemáticas y decir: si yo ayudo a este político hoy, el día de mañana, cuando toque promover, se acordará de mí. Y en consecuencia condenarte a pagar al ofendido en su honor una cantidad determinada. Es un despropósito.

Es un vestigio de la ley mordaza de Fraga – gran amigo y aliado de Gallardón – que ahora están utilizando precisamente para callar a los periodistas incómodos en esa depuración de aliados que están llevando a cabo los del PP. El PSOE no necesita los tribunales para eso. Ellos tienen la chequera de las subvenciones y una deuda histórica que todavía estamos abonando y ya te avisaré cuándo está pagada.