Wednesday, October 18, 2006

Hoy me he quedado a gusto



Ya he dicho muchas veces que mi religiosidad ha evolucionado hasta un punto un poco panteísta, y estoy convencido de que la vida nos ofrece oportunidades de una forma voluntaria, y no sólo casual. Hoy ha sido uno de esos días en que me ha surgido una oportunidad que aprovechado sin dudarlo un momento; hoy mi fe en esa religión ha aumentado...

Durante un tiempo considerable de mi vida he tenido que aguantar a un capullo - no hace falta dar detalles... -. A mí esa situación me recordaba a tener un "profesor que te tiene manía": el juez es parte, con lo que no puede existir justicia. Al final, cuando pasas mucho tiempo a mercez de un tirano, te conviertes en su marioneta, porque intentas hacer todo lo que sea para no tener que sufrirle, y por ende no hacer todo lo que pueda irritarle. Yo no llegué al punto de ser la marioneta del tirano, pero sí que perdí casi totalmente mi autonomía, mi capacidad de hacer valer lo que yo creía era mejor para mí. Yo podía tener muy claro lo que quería hacer, pero me sentía siempre como un pringao por no exigirlo, no hacerlo cumplir. Y lo que es peor, muchas veces me persuadí de que lo que yo quería era totalmente injusto. En un momento dado, me liberé. Dejé de tener que sufrirle y, aunque en varias ocasiones pude expresar, de forma más o menos abierta, lo harto que estaba del capullo, la verdad es que cuando todo terminó, me pareció que lo más oportuno era terminar bien, sin sobresaltos.

Pero hoy...., je, je, je.... Hoy.... JA!, JA!, JA!!! (dicho esto con risas tenebrosas y malignas...), hoy la oportunidad de responder ha hecho sola su camino hasta mí....

Abro mi correo electrónico y veo un correo del tirano... Con todo el cinismo del mundo me dice que se ha acordado de mí porque me tenía que pedir un favor. El favor consistía en que yo hiciera una cosa que tenía que hacer él... Es decir, que no sólo me viene como si tal cosa, sino que además pretende endosarme SU trabajo...

Yo he pensado: escribo algo y lo dejo descansar. Si mañana todavía quiero enviarlo, lo envío. He escrito un e-mail bastante conciso, pero muy tajante. En muy pocas palabras, y ninguna ofensiva o insultante, he dicho todo aquello que tenía que haberle dicho y que si no llega a ser porque hoy me ha escrito, no le hubiera dicho nunca - básicamente, porque hubiera hecho lo posible por no volverle a ver -. Cuando he acabado de escribir, me lo he planteado unos segundos y he pensado: ¿cuál la razón por la cual no le mandaría esto? Y la única razón verdadera es que la vida nos pone en situación de dependencia con nuestras "victimas" para darnos una lección. Y entonces he pensado...: así sea... Y se lo he enviado....

Lo que más me alegra de todo esto es que ni yo he provocado la situación, ni he sido insultante u ofensivo - bueno, más allá de lo estrictamente necesario -. Es decir, que yo me he limitado a aclarar las cosas, y claro, cuando la verdad es tan brutal, parece que es ofensivo, aun sin serlo.

Luego me ha respondido, de una forma tan patética que sólo pone de relieve su falta de autocrítica; evidentemente, lo he dejado estar.

Pero me he quedado contentísimo. Es duro decir algo severo a alguien, pero la satisfacción de haber podido poner en su sitio a una persona supera todo lo demás.

Casualmente al mismo tiempo que ocurría esto ha habido un incidente como una compañera de trabajo a la que también he tenido que dejar claro que el mismo trabajo le cuesta a ella que a mí hacer su parte....

Hace unos días tuve una situación parecida. Uno de los jefes de mi trabajo dio orden de que se me llamara en un día que tenía de vacaciones para que hiciera una cosa. Yo lo hice y luego le dije que "teóricamente" tenía vacaciones y él me dijo que "teóricamente", él también. A lo que yo contesté: es lo que tiene ser jefe...

Sé que me arriesgo a parecer un gilipollas - no aquí, en este blog; los que me conocen no van a formarse su opinión por lo que lean aquí -, sino ante mis compañeros de trabajo. Pero de momento todos los momentos en reaccionado de una forma asertiva, el efecto ha sido beneficioso.

En definitiva, en este último mes he aprendido que aunque siempre he sido muy reacio a decir las cosas de una forma directa y sincera cuando estas pudieran sentar mal, cuando actúas de una manera franca, todo el mundo te respeta más.

No sólo en Londres, cuando he tenido que hartarme y reclamar a todos los suministradores con los que he tratado, sino en mi vida personal/laboral. La gente va ganando terreno a costa de la cesión de los demás. Cuando eres nuevo en un sitio, puedes permitirte el lujo de marcar el territorio; cuando llevas un tiempo, tu parcela de terreno es inamovible...

Esto es como ser "el pardillo del insti". Hasta que no vas a la Universidad o a trabajar, siempre seguirás siendo el pardillo del insti... Londres me ha dado la oportunidad de empezar de cero en un montón de aspectos y hoy he tenido la prueba de que si quiero dejar de ser "el panoli del cole-insti-uni-trabajo", sólo tengo que defender mi sitio...