Sunday, December 10, 2006

Por fin me voy...

Por fin dejo mi trabajo... El día 8 me incorporo a un nuevo despacho, esta vez 100% inglés, a trabajar de abogado 100%.

La oficina de Londres de mi despacho sólo le importa a dos personas: al dueño del despacho y a mí. Esa falta de interés es muy legítima, claro está. Nadie va a ganar más dinero o más calidad de vida si Londres va mejor - o al menos eso piensan -, y nadie tiene por qué echar una mano a un tío que no conocen y que no ven, porque tienen cosas mejores que hacer. Así que sólo queda una cosa posible para que Londres funcione bien: dinero, mucho dinero. Como ese dinero no viene, me encuentro en una situación de falta de recursos constantemente. No tengo a quien me ayude aquí y, hasta hace nada, no tenía muchos medios materiales.

Es decir, que a todos los efectos, esto es como si yo me hubiera montado un despacho en Londres y hubiera dicho a mi jefe: "¿Quiere que os de un servicio en Londres?". Y me hubiera dicho: "Vale, te voy encargando cosas".

Por eso la mayor parte de mis compañeros me tratan como si fuera su proveedor, y ellos mis clientes. Desde luego, hay grandes excepciones, pero lo que abunda, lamentablemente, es lo contrario. Puede ser que sea porque no me conocen, porque están sobrecargados, o porque aparento ser un tío estirado y exigente..., no lo sé. Pero lo cierto es que la mayor parte de la gente me ignora o me trata fatal directamente.

La cosa es especialmente significativa cuando se extiende a los departamentos que nos tocan a todos por igual: el informático, el contable y recursos humanos. Son buena gente todos ellos, pero el informático pasa de mí como si fuera un cliente que no paga y del que ya está harto; contabilidad no sólo no me paga a tiempo, no sólo nunca me paga toda la cantidad, sino que no da dinero ni a mi oficina; y recursos humanos no me manda nada: ni contrato, ni nóminas, ni me informa de nada...

Creo que mi jefe tiene mucho entusiasmo en su empresa. Creo que tiene grandes proyectos y que la empresa podría dar mucho más de sí, pero también creo que sus ideas no se llevan a la práctica por una razón o por otra - yo tengo mi teoría, pero no sé si estoy en lo cierto - y en ese lío me he visto yo envuelto, sólo, recién llegado a Londres, sin conocer a la gente, sin saber cuál es la filosofía corporativa, y con una idea totalmente distinta de lo que sería la puesta en práctica...

Necesito unas vacaciones. Neceito poder irme unos días, de verdad, pudiéndome olvidar de que cuando vuelva tengo una fiera esperándome y que cuantos más días me vaya más grande se hará.