Monday, July 23, 2007

La Pérfida Albión

Hoy estoy especialmente quemado. Quemado y cabreado. Quemado, cabreado y decepcionado. Motivo: la perfidia inglesa.

Quizás porque, a pesar de ser racionalista entiendo mejor la pasión española que el cinismo taimado inglés. O quizás porque aquel que inventó el concepto de "la pérfida Albión" tenía una razón histórica que nunca ha caducado...

El sábado hicimos una fiesta de inauguración de la casa. Invitamos a unas veinte personas. El volumen de la música era tan bajo, que las voces superaban su sonido. La gente iba descalza para no manchar la moqueta. Todas las ventanas estaban cerradas, menos la de la cocina, para evitar molestar a los vecinos. La gente fumaba en la terraza, cuidando bastante el volumen para no molestar.

Pues bien, el domingo aparece un cartel en la entrada escrito por un vecino del bajo diciendo que la gente había cerrado la puerta del portal muy fuerte y que habían bajado las escaleras haciendo mucho ruido. (Es preciso saber que vivimos en un primero). Aún más, esta mañana la otra vecina del bajo ha añadido que ella suscribe lo dicho y que además, alguien llamó a su telefonillo a las doce...

No sólo eso. Invito a una compañera de trabajo a la fiesta, y me manda un mensaje para decir que no viene una media hora antes de la fiesta, porque se había presentado un primo en la casa sin avisar. Cuando le respondo que si quiere puede traerse al primo, directamente no responde. Ni entonces..., ni nunca, porque hoy tampoco me ha dicho una fórmula de cortesía para declinar la invitación...

No sólo eso. En mi trabajo, el viernes llama una cliente a uno de los jefes para quejarse de mi trabajo, diciendo que la estamos cobrando mucho dinero y que el expediente no está yendo a ningún sitio desde hace meses. El jefe, en lugar de preguntarme qué pasa para enterarse, ya ha decidido que la cliente tiene razón y que no podemos cobrarle el tiempo empleado en cometer y solucionar errores... La cliente en cuestión está cambiando cada día de opinión – y eso cuando se digna a responder – y no hace más que poner obstáculos a la intervención de sus hermanos y padre en el asunto, lo cual es imprescindible.

No sólo eso. Cuando hice la entrevista para mi trabajo, me dijeron que necesitaba ponerme al día para poder estar a la altura de la complejidad de los temas que llevábamos. Y que el volumen de trabajo era muy considerable... Pues bien, meses después me encuentro cual "cobrador del frac", persiguiendo Notarios, Registradores y aseguradoras para que hagan su trabajo y permitan avanzar el trabajo. Esa es la complejidad de mi trabajo...

No sólo eso. Los dos españoles que invité a la fiesta (y esto no se lo imputo al talante inglés), no cancelaron en el último día con una excusa difícilmente creíble y con otra ridícula.

Y encima llueve como si fueran cumplirse las profecías de Nostralgore...