Sunday, March 23, 2008

Una cosa que me llama muchísimo la atención – no sé si ya he hablado de ello antes – es esa idea de los jefes y los padres de que su lugar de trabajo o casa es ideal y que si un trabajador o un hijo se quiere ir es que es un ingrato, un iluso y posiblemente un gilipollas. Es una especie de moral patronal por la que llegan al entendimiento de que los trabajadores y los hijos son permanentes menores de edad y por lo tanto ni se enteran, ni se tienen por qué enterar y por supuesto no tienen ni puta idea de los peligros que hay ahí fuera. Menos mal que hay unos pocos afortunados que son lo suficientemente listos y privilegiados como para quedarse con lo que tienen sin probar otra cosa.
En España, además, esa moral la comparten muchos trabajadores. Cuando te cambias de trabajo, estás haciendo una idiotez porque no va a haber mejor trabajo que el que ya tienes, y además irte a otro sólo va a poner en riesgo tu estabilidad…
Hoy me he enterado que mi ex trabajo en Madrid ha sufrido un nuevo éxodo de empleados que, oh sorpresa!!!!, han encontrado algo mejor!!! Así que desde que anuncié yo que me iba, ante lo que me respondió un jefe que a mí se me reemplazaba en quince días, y en menos de dos años, ya van por tres personas que han pasado por mi ex puesto.
Y no es que mis jefes de allí fueran realmente malos. En realidad como amigos, eran cojonudos. Es simplemente que como jefes no son capaces de ver más allá de sus narices y darse cuenta de que si a ellos les gusta tener vacaciones y estar con su familia, a sus trabajadores también.
Mi jefa de aquí también está convencida de que alguien tendría que darse un golpe en la cabeza y volverse rematadamente loco para no querer trabajar en su empresa. Así que cuando se fue un colega y amiga mía, la versión oficial extraoficial era que la chica era alcohólica y que no aguantaba el ritmo de trabajo… Alcóholica???? Claro, es que borracha tenía que estar para presentar su baja voluntaria…
Es curiosa esa mentalidad. Y cuanto más pequeña la empresa, más acusado es ese sentido. En una empresa grande en la que eres un poco más número/cuasifuncionario, el jefe está tan poco identificado que nadie se siente realmente en esa posición de decir: “qué hogar he creado para mis empleados…, seguro que lloran cuando tienen que irse a casa cada día…”.