Sunday, April 13, 2008



Ayer por la mañana estuvimos viendo un campeonato de esgrima. La última vez que fui a un evento deportivo fue a un partido de rugby en Madrid. Algún tiempo después tuve la oportunidad de ver jugar al Mollerussa contra el Castilla, pero por algún motivo perdí esa ocasión que sólo se te presenta una vez en la vida y me quedé en ver a los jugadores del equipo catalán en el hotel de concentración (si no recuerdo mal, por Núñez de Balboa…). Punto. Esa a ha sido toda mi relación con las competiciones deportivas. En la tele es otra cosa, claro, pero para ver a dos señores batiéndose con espadas hay que ponerse una peli o venirse a Londres.

Allí estábamos Inés y yo, dando soporte al “grass root” de la esgrima londinense. Para aquellos que piensen que la esgrima es un deporte de blancos ricos, sólo tenían que pasarse por la entrega de medallas. El equipo que más ocupó el podio fue el Club de Brixton que es uno de los barrios más pobres de Londres. Y de este club, los oros fueron para una niña hija de un colombiano y un chaval negro. El club que organizaba el campeonato estaba cerca de Kentish Town, que no tampoco uno de los “mejores” barrios.

El motivo por el cual yo decidía romper mi abstinencia de eventos deportivos e Inés decidía estrenarse era que el entrenador de Brixton es el novio de una amiga de Inés y… ¡¡¡mi entrenador!!! Efectivamente, he vuelto a hacer esgrima. Casi quince años después de dejar de tirar con sable he retomado el deporte que tantas veces he utilizado en mis ligoteos (en fin, uno tiene recursos limitados…). Ahora tiro con espada que aunque es diferente, cuando es tan malo como yo no cuesta adaptarse. Y lo mejor de todo es que por quince libras puedo ir unas dos horas y me dan el equipo. Así que está guay. Si hubiera costado tan poco cuando lo hacía yo, hubiera seguido yendo, pero es que tenía que elegir entre gastarme mis mil pelas semanales en esgrima (y no tener suficiente) o poder tener un mínimo de vida social. Con diecisiete años, la opción está clara.

Un comentario final. El vídeo de esta entrada es casi mío. Le he dicho a Inés que teníamos que poner un vídeo musical en el que hubiera esgrima. He buscado en You Tube y entonces es cuando Inés ha tirado de su madonnateca y ha dicho… “el de Die another day!!!”. Así que ha sido un vídeo de pareja.