Sunday, May 25, 2008



Algunas veces se dice eso de “no hay nada peor que un obrero de derechas”. Yo, que entiendo perfectamente que un obrero sea de derechas, pienso por el contrario que no hay nada peor que un señorito/a progre. El señorito/a sabe (o más bien, piensa) que su estatus de privilegiado no se va a alterar nunca. Sus padres van a seguir manteniéndole, siempre habrá un trabajo (o un paro) del que poder sustentarse y mientras tanto ser progre le dará la aceptación social que sólo es capaz de disfrutar un progre.

El señorito/a progre es partidario de causas, siempre y cuando estén a varios miles de kilómetros de distancia. Casualmente, casi todas esas causas tienen como consecuencia que la gente a la que “se salva” acabe mucho peor de lo que estaba. Por ejemplo, los combustibles biológicos. Que no solamente son muchísimo más caros, sino que además contaminan más y han hecho que todos los cultivos alimenticios se reciclen en cultivos para combustibles porque pagan mucho mejor. Por ejemplo, el 0,7%, que acabó con unos cuantos dictadores mucho más ricos de lo que eran antes. Por ejemplo, la entrega de excedentes agrícolas europeos de forma gratuita a los países pobres, que acabaron con la agricultura de un montón de países en vías de desarrollo.
El señorito/a progre no tiene ni puta idea de economía ni falta que le hace. El/ella ya tiene la economía resuelta. Y así, jugando al monopoly de las ONGs, habla de solucionar hambrunas como el que habla de compra Velázquez.