Sunday, May 11, 2008

Como decía Ángel, el penúltimo rokero, aunque seguramente otros tantos lo hayan dicho antes que él (lo cual, paradójicamente, viene a ratificar lo que dice), vivimos dentro de una espiral. No avanzamos hacia adelante, sino hacia arriba. Y en cada vuelta volvemos a encontrarnos exactamente los mismos problemas en un nivel superior…

Esto me lo dijo una noche en El Álamo…, ¡cómo no!, en la que por cierto acabamos discutiendo de política, pero es otra historia. Ángel tenía razón.

Tengo 30 años y tengo exactamente las mismas inquietudes, en cierto sentido las mismas preguntas que tenía cuando tenía 15 años menos. Y no, no es que no haya evolucionado, sino que posiblemente nunca responda esas preguntas y lo máximo que pueda aspirar sea a no preguntarlas más.

También dijo esa misma noche que cada actividad, cada parcela de nuestra vida es una repetición de micromundos. Él decía que en la música – su sector – estaba “el chulo”, “el majo”, “el pardillo”, “la candidata a ser tu novia”… Pero que si iba a otra, se encontraba exactamente los mismos roles cubiertos por otras personas.

Lo cual no sólo es real, sino que, dentro de su determinismo social, explica por qué el que tiene mentalidad de víctima tiene muy difícil dejar de ser víctima porque cuando se vaya a otro lugar volverá a cometer los mismos errores. También explica por qué el buscavidas lo es en el colegio o en la cárcel.

Ciertamente, hay quien se queda en la cuneta y toda su prominencia del pasado se queda en frustración, pero en términos generales es cierto. Basta repasar el mundo de los blogs. Cada “comunidad blogera” tiene unos roles muy identificados dentro de su disciplina. Por lo menos así lo veo yo.