Saturday, February 28, 2009

El hecho de que haya dimitido Bermejo es en sí mismo una buena noticia y un hecho sorprendente. En España no dimite nadie por principio. Dimitir es de cobardes, para los que tienen el poder. En este caso, debería haber dimitido también Garzón y los que les acompañaban.

De toda esta historia de Bermejo y Garzón, y por extensión de las Comunidades Autónomas, de las "Embajadas" de las Comunidades Autónomas, la política de educación, la de sanidad, la de la lapidación del dinero público – de todos – lo que más me cuesta entender es la falta de crítica de los ciudadanos que lo sufren.

Un ejemplo claro del sectarismo de la izquierda española es lo que ha ocurrido con el Gran Wyoming y la becaria. Resulta que cazan al tío abusando (psicológicamente) de una becaria de su programa. Y cuando el tío sale diciendo que era un montaje y que se la han colado a los de Inter economía con el video. ¿Alguien de la izquierda ha dudado? Ni uno. ¿Se ha hecho el más mínimo atisbo de crítica? No. Si Wyoming dice que era un montaje, era un montaje.

Cuesta creer que una izquierda tan organizada en la crítica a la derecha, no haya hecho la más mínima mención. En España la gran mayoría de la izquierda se contenta con que la derecha no esté en el poder. Lo demás da igual.

Este fin de semana se verá esta realidad. Especialmente, después de este fin de semana, cuando el PSOE pacte con el nacionalismo para gobernar en Galicia y País Vasco. Sus votantes respirarán tranquilos porque la derecha no habrá llegado al poder.