Thursday, August 06, 2009

Está habiendo cierto debate en Inglaterra sobre el derecho al suicidio. Puedo estar siendo reduccionista, pero es que a veces las cosas hay que reducirlas al principio básico: el derecho a vivir no sería pleno si no existe el derecho a acabar con la propia vida. No se puede llamar a algo un derecho si hay que ejercerlo de forma obligatoria. Es como cuando en ciertas democracias se obliga a votar.

Es contradictorio, es incoherente y además es anti-liberal. Si una persona con capacidad de decidir manifiesta su voluntad de morir, ¿por qué tiene que venir Papá-Estado a decirle "mire usted, hay que vivir esperar a que la naturaleza diga cuándo tiene que morir".

César Vidal tiene el argumento estrella es que la primera ley de la eutanasia fue promulgada por los nazis. Utiliza ese argumento tal y como los progres utilizan la etiqueta "facha". Es una etiqueta intimidatoria.

Si tuviéramos que descalificar las buenas ideas sólo por el carácter de quien las propuso, seguramente no tendríamos democracia.

La razón principal por la que debería permitirse disponer de la propia vida es que no se está obligando a nadie a ejercer ese derecho. Si alguien quiere hacerlo, se puede proceder de forma segura. Y si alguien no quiere hacerlo, pues que no lo haga.

Todo el desarrollo argumentativo es secundario.

Que los médicos tienen objeción de conciencia: bueno, pues el que no quiera asistir al suicidio que no lo haga. Habrá médicos que no tengan esa objeción.

Que el Estado tiene que pagarlo en la sanidad pública: lógico, es que si no es un derecho para los que pueden pagárselo. Si no quieren crear unidades de suicidio en los hospitales, pues que creen centros específicos.

Que puede ejercerse influencia abusiva por parte de personas interesadas: ¿de verdad se puede creer alguien que por permitir a alguien suicidarse legalmente se va incrementar la influencia de las personas interesadas? Si acaso será lo contrario.

Que la voluntad tiene que ser inequívoca: cierto, para ello se pueden crear formas de expresión de la voluntad. Como el que dice, "si estoy en coma, no me despierten", o, "si para sobrevivir tengo que depender de una máquina, no me conecten".

Las personas tienen tanta avidez de libertad personal que con el tiempo la moral quedará reducida a lo básico. Y acepto que eso es muy peligroso, porque una sociedad sin moral necesita mucha ley. Pero esa razón no es suficiente, ni de lejos, para limitar las libertades individuales.