Monday, August 14, 2006

Un consejo ZEN

Después de ver que no se puede escribir tanto porque si no da muchísima pereza leerlo, he pensado que era mejor hacer entradas más cortas. En última instancia este Blog no tiene un fin concreto y determinado, pero ya que quien escribe… y lo publica… toma en consideración a los demás, creo que procede ser moderado en la longitud de las entradas… Además, ¿quién se va a acordar del comentario que quería hacer a la cuarta línea una vez llegado al final? No se trata de mutismo, se trata de abatimiento. No se puede decir…, “inesyalfon, me ha gustado aquello que decías en la línea catorce sobre….; lo que pone en el párrafo doscientos ochenta y tres no me parece bien porque….”. De ahora, prometo no alargarme para que esto parezca más un diálogo que un ensayo…

Es curioso: una de las convicciones más arraigadas de los ingleses sobre los españoles es que somos el país del “mañana…, mañana….” – más curioso todavía es que eso me lo dijo por primera vez mi casero, al cual tuve que insistir dos semanas hasta que vino a ver los desperfectos de la casa – lo cual viene a significar que escurrimos el bulto hasta que es totalmente inevitable, momento en el cual decimos que es demasiado tarde… Decir que esa no es mi percepción de los españoles no tiene mucha validez porque mi opinión puede no ser muy objetiva. Lo cierto es que todos nos las hemos tenido que ver con funcionarios de ventanilla más avenidos que nos han hecho volver y volver y volver para, al final, decir que no hacía falta haber vuelto tantas veces. No es menos verdadero que las vísperas (una semana…, un mes…) de las vacaciones los mismos antedichos funcionarios están intratables; aún más, en la resaca de esas vacaciones nadie osa a presentarse en una Administración Pública. ¿Qué aconsejan esos flemáticos ingleses en los libros de “How to cope with the Spanish character” (Como soportar el carácter español)? Actitud Zen. Paciencia y, ante todo, no perder los nervios.

Pues bien, queridos usuariis… Yo os voy a dar un buen consejo Zen, un consejo que Confucio no despreciaría ni minusvaloraría: cuando queráis abrir una cuenta corriente en un banco inglés…, por favor, respirad hondo e imaginaos que estáis dentro de una burbuja…, una burbuja de oxígeno…, nada os afecta…, nada puede traspasar esa burbuja…

Las estadísticas dicen que es muchísimo más fácil atracar un banco inglés que abrir una cuenta en él. No tienen detector de metales, puedes entrar hasta con una bicicleta si quieres (lo he visto, es una licencia literaria…), puedes saltar el mostrador… Pero NUNCA, NUNCA, podrás abrir una cuenta corriente la primera vez que vayas… La cuenta corriente, de hecho, no existe. Es una leyenda… Nadie tiene una cuenta corriente… Es como el Paraíso: hasta que no mueras no lo ves, y entonces ya es demasiado tarde. Cada banco habla de sus “cuentas corrientes” como algo que ganarás con el tiempo…; entre tanto, puede abrir una de sus “otras cuentas”. Cada entidad crea un tipo de cuenta con un nombre atractivo: “cash account” (cuenta efectivo), “card account” (cuenta tarjeta), “passport account” (cuenta pasaporte). No, no me lo estoy inventando…, no me hace falta crear nada porque la realidad supera ampliamente la ficción.

Yo, ignorante de la vida, me pregunto… ¿qué problema hay con abrir una cuenta?, ¿acaso el volumen de trabajo aumenta de una forma tan obscena?, ¿es que el banco tiene que regalarte el dinero?

El ABBEY, está haciendo ahora una campaña importante para fomentar el ahorro. Hacen un plan de doce meses para que guardes dinero con un tipo de interés bastante alto (un 4 y pico). Sin embargo, si pretendes abrir una cuenta en ABBEY, por ellos como si eres el hijo de Don Emilio o como si te acuestas con Doña Ana… (no doy apellidos para que no me procesen por injurioso…): primero acreditas seis meses de residencia en el Reino Unido, luego esperas la cola, y luego ya veremos qué se puede hacer contigo…

Esta mañana la persona de atención al cliente del ABBEY me ha dicho que como había dos personas antes que yo para abrir la cuenta, ¡¡¡lo mejor era que volviera otro día!!! ¿No suena eso a “mañana…, mañana…”? A mí bastante…

He pensado que si a pesar de ese desinterés todos los bancos están llenos – pero llenos llenos llenos – siempre que voy, entonces es que el trabajo de “ventas” para el que participé en el proceso de selección tiene que ser facilísimo. Basta con atender al potencial cliente con amabilidad. Nada de pelotearle ni de decirle que qué camiseta tan bonita lleva. Sólo amabilidad. Luego te enteras de lo que quiere y le das esperanza… Algo así como: “¿¿¿una cuenta corriente???, es que con menos de un millón de libras y setenta años no es posible…, pero, ¿le interesa un plan de pensiones?, así tendrá algo que meter en la cuenta cuando la abra…”.

Después de los ánimos que ha dado la primera cara del ABBEY – yo he pensado que si Don Emilio viene un día por aquí e intenta abrir una cuenta le va a dar un infarto, porque él sí que tiene cosas que hacer… – me he ido a otro banco. Cerrado. Y a otro. Cerrado también. Es evidente de que aquí trabajar en un banco es como trabajar en el INEM en España… Por fin…, ¡¡¡un banco abierto!!! ¡¡¡Aleluya!!! Entro en el banco y no sólo puedo abrirme una cuenta de esas – no…, una corriente no…, si ya he dicho que eso es ciencia ficción, querido usuarii –, sino que además el de atención al cliente habla español… Un español con marcado acento mexicano (aunque el tipo era inglés), pero buen español. Bueno, pues con una eficiencia propia de… un inglés que no trabaje un banco, me dado un impreso, lo he rellenado, lo ha cogido y me ha dicho que en unos DIEZ DÍAS… podría tener mi cuenta… Seguramente junto con la cuenta me den un busto en bronce, porque si no, no me lo explico…

Yo, he pensado que estaba en una burbuja…