Sunday, February 17, 2008

Hoy tengo un acto del PP de Londres, pero no voy a ir. Venía pensando que no iba a ir porque no tenía tiempo, ya que quiero mandar esta noche como tarde un artículo sobre derecho de deporte a la revista en la que colaboro, pero en realidad me he dado cuenta de que hay otras razones de fondo.

En realidad creo que mis posiciones se han alejado de las oficiales del PP, y si bien les seguiré votando, lo haré más por razones prácticas que por plena coincidencia.

Echo de menos un partido político serio que diga cosas como que las CCAA son un invento que cuesta muchísimo dinero, que multiplica el gasto innecesariamente y que no representan la realidad territorial, por lo tanto, o se eliminan, o en su caso de crean cuatro o cinco comunidades que se organicen por criterios de población y de territorialidad. Tiene que seguir un criterio razonable y que no le cueste tantísimo dinero al contribuyente. Alguien que prometa las personas no van a tener que ir a diferentes lugares para hacer los trámites a los que la administración les obliga. Que cada terminal administrativa pueda desarrollar todos los trámites, que para eso están las nuevas tecnologías. También que la Administración se distribuirá por todo el país y no todo concentrado en Madrid, ya que contribuye a un centralismo de facto.

Luego, que se va a llevar una política de discriminación positiva en la contratación de puestos de la Administración, que no incluyan porcentajes, pero que contribuyan a que la diversidad de la sociedad (no sólo hombres y mujeres, sino también por raza, orientación sexual, religiosa…) se refleje en la administración y promoverlo por vía fiscal en las empresas privadas. Las consecuencias prácticas de esto las veo en Londres. Cuando te montas en un autobús y ves a una mujer conduciéndolo, o gente de todos los matices de negro, o lo que sea, cuando además lo ves en el aeropuerto, en la oficina del ministerio de asuntos exteriores, te da la sensación de absoluta integración. En cambio, cuando todos los puestos de “autoridad” son uniformes, entonces siempre tienes la sensación de que hay lugares que están vetados para los “extraños”.

Luego, que las políticas de reinserción de delincuentes estén destinadas a trabajar con la familia del delincuente de forma activa. No sólo enseñarle un oficio si quiere, sino ver de dónde viene el problema y analizar su entorno social. Con el tiempo, habrá tanta información sobre los entornos sociales y familiares de la delincuencia que se podrán hacer políticas de prevención del crimen, que son las únicas que de verdad funcionan. En cualquier caso, la reinserción sólo hasta el segundo crimen cometido. A partir de ahí, la sociedad necesita protegerse.

Por último, que parece que estoy de campaña, legalización de las drogas y reorientar los recursos empleados en combatirlas por la fuerza en hacerlo con la información y con los impuestos obtenidos, sufragar los gastos que ocasionen sus efectos.

Estas son sólo algunas de las cosas que me gustaría ver en un partido. Hay más, pero esto se está haciendo muy largo y, en cualquier caso, no va a pasar…