Tuesday, March 11, 2008

La otra cara del totalitarismo es el “buenismo”. El “buenismo” pretende igualar a todos, aunque especialmente a los verdugos con las víctimas, para presentar a éstas como unas intransigentes que no perdonan. Todo se soluciona con beso de buenos amigos y se olvida lo que ha pasado… Algunas veces he hablado de “progres”, pero hoy me doy cuenta de que no es un concepto adecuado. “Progre” identifica con una política de izquierdas a la persona, cuando realmente hay “buenistas” en todas partes; principalmente en la llamada “apolítica”.

El “buenismo” es tan peligroso como el totalitarismo. Porque el segundo te arrincona para que no te expreses y el primero te mete en la cama con el agresor. El segundo te da el mordisco, pero el primero te mira la mordedura con una sonrisita.

El “buenista” siempre tiene una excusa para los verdugos; tanto es así que en el momento en que un “buenista” se convierte en víctima, se contamina cual muerto viviente y deja de tener esa rápida excusa para justificar al totalitario y menospreciar a la víctima.

El “buenista”, en definitiva, es el brazo político del totalitario. Éste es un burdo soldado utilizado de ariete contra el que no se calla por las buenas; aquél es el que sabe que hace mucho más daño menospreciar la ofensa, que cometerla.